En las redes sociales circula un vídeo donde militantes
del PSOE piden disculpas por los errores cometidos en el pasado por los
dirigentes. Es obvio que los protagonistas
del vídeo no tienen nada de qué disculparse, ellos no son los que han aplicado
las medidas contra la clase trabajadora y me consta que al menos alguno de los
mismos (seguramente todos) así como una gran mayoría de militantes de base, desde
el principio las han criticado y rechazado por activa y por pasiva. Sin embargo,
si estas disculpas sirven para abrir en el seno del partido el tan necesario
debate interno sobre las políticas económicas de izquierdas, bienvenidas sean y
que sirvan de ejemplo a nuestros dirigentes.
Pedir perdón
solo tiene sentido si lleva consigo el propósito de enmienda, para lo cual es
imprescindible analizar en profundidad las causas que nos llevaron a caer en serios
errores y poder así solventarlos. Es de creer que ésa es la intención con la
que se elaboró el vídeo, puesto que lo contrario sería flagelarse como católico
en procesión de Semana Santa. Luego, una vez obtenido el perdón por medio de la
penitencia, ya estamos listos otra vez para volver a pecar, dado que si no se
aprende de los errores, se está condenado a repetirlos.
Las políticas de recortes han pasado factura al
socialismo, tanto en el estado español y en sus Comunidades Autónomas como en
el resto de países de la UE donde ha existido un partido socialista en el
gobierno, como es el caso del PASOK en Grecia (Espejo y guía de lo que nos ha
de acaecer en un futuro inmediato si no lo remediamos.) Recientes e importantes
avances hacia la “pasokización” acabamos
de presenciar en Cataluña. La diferencia parecía estar en Hollande, la gran
“esperanza blanca” del socialismo europeo. Sin embargo, Hollande comenzó a
hundirse en las encuestas en septiembre al anunciar nuevos recortes. Un partido no puede y no debe llamarse
socialista y al mismo tiempo obedecer a los dictados de los mercados en contra
de su base electoral natural y de sus principios más elementales, pero es
precisamente lo que todos están haciendo.
Así pues, no creamos que el origen del problema está en
los recortes, pues en tal caso, con no recortar, todo solucionado.- ¡Ojalá
pudiéramos evitarlos! - Exclaman impotentes y entristecidos los dirigentes de
izquierdas aferrados al inútil reformismo de una socialdemocracia en
bancarrota. Algunos creyeron la utopía de un capitalismo de rostro humano, pero
la tozuda realidad demuestra una y otra vez que el capitalismo, aunque pueda
presentar múltiples caretas, tiene un
solo rostro y es más siniestro de lo que podamos imaginar. Los recortes, la “paciencia infinita” con los
bancos, el abaratamiento del despido… no son más que la punta del iceberg de un
profundo proceso de desideologización, de desconexión con la realidad, de sumisión
al sistema, de reprogramación de las mentes y de desmemoria. Son síntomas de la verdadera causa del
problema.
Es posible que en época de bonanza, para la cual aún no se vislumbra horizonte alguno, el
partido pueda permitirse evitar aplicar ciertas medidas retrógradas, e incluso que
pueda valerse de ciertas políticas de inversión social, pero todo ello volvería
a desaparecer en la siguiente crisis, seguramente mucho más profunda. Lo peor es que todo esto ya fue analizado, explicado y vaticinado hace mucho tiempo, de ahí lo de la desmemoria. Desempolvemos los viejos tomos del Capital, o los escritos inspirados en el marxismo de nuestro olvidado fundador Pablo Iglesias, y sabréis de qué estoy hablando.
Más allá de las lamentaciones es necesario realizar un
diagnóstico completo del problema para aplicar el tratamiento adecuado. La
causa de que nuestros dirigentes se viesen “obligados” a adoptar esas medidas
que tanto se critican en el vídeo estriba en el escaso margen de maniobra que
nos ofrece el capitalismo cuando actuamos sin salirnos de sus límites, es
decir, sin “molestar” a nadie de los que forman parte de las clases dominantes.
Para evitarles dichas molestias, es necesario entonces “molestar” a todos los demás. El problema proviene de
una política reformista que intenta aplicar reformas en un sistema que ya sólo
admite contrarreformas. Como conclusión, debemos enfrentarnos de una vez al
sistema capitalista.
Desde que nuestro partido comenzase a cambiar su
base ideológica, es decir, el marxismo, sustituyéndolo por el reformismo y abandonando
poco a poco el objetivo de la transformación de la sociedad y la superación del
capitalismo, cada vez más se han ido estrechando contactos, estableciendo
alianzas, adquiriendo compromisos y deudas… con los centros del poder financiero y
empresarial. Al mismo tiempo, esto ha retroalimentado también el proceso de
deriva ideológica del partido, hasta el punto de encontrarnos actualmente con
una ex -ministra de vivienda que, en referencia al drama de los deshaucios y a los afectados por la hipoteca, es capaz de afirmar barbaridades como que: "El que
tenga deudas que las pague. Que no se hubiera endeudado". Esta frase
refleja por sí sola una gran falta de capacidad
análisis, no ya marxista, sino cualquier otro tipo de análisis, y
evidencia una preocupante pérdida de contacto con las bases, con la calle y con
la realidad, con el agravante de que el comentario no procede de cualquier
miembro de la derechona de este país, de esos de encefalograma plano, o de una
melindrosa, puritana y altiva dama burguesa que se explaya despotricando en la
peluquería de señoras, sino de toda una ex -ministra “socialista”. ¿Cómo hemos
llegado a esta situación? Remontémonos
al congreso extraordinario del PSOE de 1979, cuyo lema “Forjando el Socialismo”
no hacía justicia a lo que en realidad se estaba fraguando: El desarme
ideológico. De aquellos polvos, estos
lodos.
Hemos llegado a tal punto, que nos encontramos
completamente atados de pies y manos a este sistema, su lógica, sus leyes y sus
exigencias. No podría ser de otra manera, una vez se ha aceptado el capitalismo como único sistema posible. Sin embargo, la lucha de la clase trabajadora, contra las clases dirigentes y la patronal, las cuales continúan exigiendo más sangre obrera (la OCDE acaba de exigir más recortes laborales y sociales en el estado español) y que en sus primeras fases es eminentemente sindical, defensiva y economicista en su intento de contrarrestar los ataques de una burguesía que intenta recuperar al alza su tasa de ganancias, inevitablemente se ha de ir transformando en una lucha política mediante el proceso molecular de toma de conciencia de clase, donde los trabajadores nos plantearemos en serio la necesidad de tomar el poder político, para lo cual, el partido ha de estar no sólo preparado, sino preparando el terreno.
Lo atascados engranajes de la maquinaria de la
producción, que solamente obedecen a los intereses de una minoría de
capitalistas, deben pasar a manos de la sociedad para que la economía sea
gestionada en beneficio de la mayoría, que es la clase trabajadora. Esto
significa socializar las palancas fundamentales de la economía para ser puestas
bajo control de los trabajadores, avanzando hacia la democratización en lo
económico, en lo político, en lo social y en lo cultural. En cambio, hasta ahora no hemos hecho más que someternos a la dictadura del capital
financiero para salvar los intereses de la banca y los monopolios.
Para cambiar las cosas debemos enfrentarnos al sistema,
para lo cual es imprescindible dotarse de un programa genuinamente socialista como
el que en su origen caracterizaba al PSOE , que prepare y organice las fuerzas
sociales necesarias y se dote de los apoyos sindicales, políticos y demás
fuerzas de la izquierda y movimientos sociales, tanto a nivel estatal como internacional.
El programa capaz de ofrecer una salida a la clase
trabajadora debe contemplar un decreto
para la expropiación de los bancos privados, sin indemnización y bajo control
social, con el objetivo de concentrar
todo el crédito en manos del estado para gestionarlo democráticamente entre el
Gobierno, los sindicatos y los empleados de la banca. Una vez tengamos en
nuestras manos los recursos financieros disponibles, podremos crear un “BANCO PÚBLICO ESTATAL
ÚNICO” con el cual poner la economía al servicio de la producción y ésta al servicio
de las personas. De hecho, en la
práctica ya se está llevando a cabo la nacionalización de la banca, sólo que al revés de cómo se debería hacer, es
decir, se están poniendo los recursos públicos al servicio de los intereses del
capital nacionalizando las pérdidas y privatizado las ganancias. De lo que se trata es de darle
la vuelta a la situación.
Por otro lado, para evitar que se cubran las pérdidas de
las empresas privadas con dinero público, nacionalización sin indemnización de
todos los especuladores que declaran pérdidas y presenten Expedientes de
Regulación de Empleo, entregando esas empresas en manos de los trabajadores con
apoyo financiero y técnico por parte del Estado.
Y en cuanto al campo, expropiación de los latifundios de
más de 200 Ha para realizar explotaciones en régimen cooperativo. Todo eso apoyado con un fuerte impuesto
progresivo a las grandes fortunas, expropiación de los grandes capitales que
defrauden a Hacienda,... y con todos esos recursos, elaboración de un plan de
choque de inversiones públicas, fuertes inversiones en sanidad y educación, de creación de empleo digno, construcción de
viviendas sociales...Y sobre todo, no perder de vista nunca los principios a
los que debe aspirar todo socialista, la transformación socialista de la
sociedad. O servimos al trabajador, o servimos al capital, ¿Por cuál de estos
dos caminos debemos continuar para encontrar nuestra senda?
Francisco Javier
2-12-2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.